"El color es la expresión y el
sufrimiento de la luz"
Goethe
1 - Juan Rulfo y la fotografía
Juan Rulfo combinó siempre la tarea de escritor y de fotógrafo. Su
obra fotográfica más conocida está recopilada en una edición del Instituto
Nacional de Bellas Artes, en 1980. El libro se compone de cien fotografías
tomadas por Rulfo entre los años de 1940 y 1955. Inframundo. El México
de Juan Rulfo revela el panorama de un México inquietante, al igual
que lo hace su obra narrativa. En esa obra, Juan Rulfo se nos revela más que
como un aficionado como un experto en el arte fotográfico, característica que
influye inevitablemente en su estilo literario tan particular.
Diego Rivera habla sobre el debate de si la fotografía es
únicamente un documento mecánico plástico gráfico o bien una técnica basada en
fenómenos físico químicos, pero que sirve a la expresión de la sensibilidad
artística. "Se han hecho ya tales obras en toda clase de géneros de
fotografía –afirma Diego Rivera-- desde el retrato estático hasta la cinematografía
ultra instantánea, que sólo la obstinación, el reaccionarismo o la simple
tontería, pueden seguir negando su calidad de arte a la fotografía, que
posiblemente sea --sobre todo en la cinematografía y el reportaje fotográfico—
la expresión más viva de la plástica moderna, con tanto derecho a la
denominación de obra de arte como la que sea resultado de cualquier otra
técnica. Lo que cuenta realmente es la sensibilidad, dice el famoso pintor, la
imaginación, la inteligencia y la intención humana, más el equilibrio dinámico
de la expresión del que se sirve de esas técnicas, que no le dan por sí --sólo
por saberse servir de ellas en oficio-- la cualidad de artista, sino que ésta
proviene de las condiciones enumeradas anteriormente, presentes en la individualidad
de quien se expresa, modelada por las circunstancias sociales y políticas
dentro de la que se desarrolla la vida.
Las palabras de Diego Rivera sirven de marco para la tarea que nos
hemos propuesto en este artículo: Juan Rulfo como escritor y fotógrafo: dos
artes en conjunción.
En la "Carta al lector" del citado libro de Rulfo se
dice que la lente de su cámara también nos revela el panorama de un México
inquietante. En las fotos que ha tomado Rulfo hace presencia el drama de su
Jalisco y de la pobreza. Las personas retratadas por él, al igual que sus
personajes, han sido despojadas de la tierra, de la identidad e incluso de la
vida por fuerzas a las que el autor da consistencia pero que deja sin explicar.
¿Y qué significa esto sino el mundo mismo presentado en sus relatos?
El fotógrafo en su cuarto oscuro no utiliza el total de sus tomas,
espera a encontrar aquéllas que se muestren vivas por sí mismas en un proceso
de abstracción artístico inherente al oficio; proceso de selección que depende
y no, de la "voluntad" del artista; es decir, él es quien decide qué
elementos conformarán su obra, pero es la misma obra también quien le va
marcando los elementos prescindibles en su armonía estética.
Juan Rulfo cuenta a Fernando Benítez sobre su proceso de creación
en lo que sería un cuarto oscuro: "En cuatro meses escribí Pedro Páramo, y tuve que
quitarle cien páginas. En una noche escribía un cuento. Traía un gran vuelo
pero me cortaron las alas. Ahora algo madura, algo se forma y necesito un poco
de paz y de silencio para reanudar mi trabajo. Espero la magia de otras noches
porque yo soy un tecolote. Todo lo hago de noche." Para Rulfo, la noche es
el "cuarto oscuro" en el que se realiza el proceso de composición de
su obra.
La Revolución de 1910, el paisaje jalisciense, el mundo campesino
son elementos que en manos de fotógrafos de los años veinte y treinta se
convirtieron en documentos históricos, como testimonios. Sin embargo, para
aquéllos que concebían la fotografía como algo más que un oficio periodístico,
tales elementos se convirtieron en material artístico.
Y el mismo material en manos de Rulfo dio como resultado la
compilación de cuentos de El Llano en llamas la cual, según
afirma Carlos Monsiváis, "refleja un paisaje extraordinario de las formas
de vida que la revolución llevó a la superficie para dejarlas allí muriendo,
consumiéndose, vulneradas por sus propias e implacables reglas de
juego".
Nacho López, en su artículo "El fotógrafo Juan Rulfo",
dice a propósito de la conjunción de éste como fotógrafo y como escritor:
"con una simple mirada, y quizá sin explicárselo, mucha gente ha sentido
ese profundo paralelismo; y sin conocer sus libros, desconectando cualquier
relación, las fotos de Rulfo se sostienen por sí mismas. No creo que Rulfo se
hubiera propuesto buscar analogías; simplemente su sensibilidad de artista
conformó una visión poética y dolorosa del ámbito rural. Sus fotos connotan
lecturas que producen metáforas muy ligadas a sus constantes literarias como la
aridez, paredes agrietadas, atmósferas opresivas, soledades y ecos en las
lejanías".
En las fotos de Rulfo no hay contradicciones inherentes, sólo
deterioro externo y una vitalidad amorosa interna, fusión de sentimientos y
sufrimientos mesiánicos a punto de explotar como una caldera en su máxima
presión.
Rulfo logró un lenguaje fotográfico donde la síntesis triunfa con
el mínimo de elementos plásticos sin barroquismos. Su realismo parece moldeado
a golpes, casi siempre con luz del cenit, que nos obliga a observar los
detalles y a detenernos en su todo intemporal de apariencia serena.
Se ha especulado sobre el realismo mágico rulfiano con
significados esotéricos, pero creemos que esa magia surge de su realismo puro y
directo expresado con sencillez y honradez, cosa que sólo logran los grandes
artistas como Juan Rulfo.
Para Manuel Alvarez Bravo, el trabajo fotográfico de Rulfo es
paralelo a su obra literaria, con el fin de "reflejar el dramatismo propio
del país, pero sin los prejuicios y las convicciones técnicas y estéticas que
corresponden al oficio".
Por su parte, la opinión de otros fotógrafos experimentados sobre
la obra de Rulfo es unánime: Lola Alvarez Bravo señala que la fotografía de
Rulfo "es una expresión auténtica del campo, nuestra raza y
tradiciones"; Pedro Meyer dice que es "reflejo de la capacidad de ver
al pueblo mexicano con la magia que Rulfo siempre planteó"; Mariana
Yampolsky añade, es "lo que más le emocionaba: retratar sus andanzas por
el mundo indígena y sus pasos por ese sector del país que no es del todo
conocido"; Rulfo, anota Raquel Tibol, "conoce al sujeto, al paisaje,
la barda, la pared y las actitudes de la gente como esencia del pueblo de
México"; finalmente, Jorge Alberto Manrique destaca en Rulfo "la
capacidad de advertir lo insólito en lo común y corriente. Es descubrir otra
realidad, en la realidad sensible".
El consenso es general, la obra rulfiana se ve influida en sus dos
direcciones: del escritor al fotógrafo y del fotógrafo al escritor. Por ello,
el papel que juega la luz y sus efectos, como uno de los elementos básicos del
arte daguerrotípico, será uno de los tópicos a seguir en el estudio de su obra
narrativa en nuestro artículo. La relación que se establece entre estas
dos artes ofrece un campo de investigación que abordamos en este momento. ¿Cómo
enfoca Rulfo la sociedad, cómo enfoca el mundo?
Yoon Bong Seo
Universidad de Guadalajara
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