Rembrandt
Hamerszoon van Rijn / 1606 – 1669
Pintor
holandés. Hijo de un molinero cuyo molino se alzaba cerca del Rin –de ahí el
sobrenombre de Van Rijn-, ingresó en la Academia de Leiden, después fue alumno
de Jacob van Swanenburgh y, ya en Amsterdam, de Pieter Lastman y de Jacob
Pijnas. A través de ellos recibió la influencia del realismo romano inspirado
en el luminismo de Caravaggio. En 1626, junto con Jan Lievens, abrió en Leiden
un taller al que acudieron los primeros aficionados a su pintura. En 1632, se
instaló en Amsterdam, donde pintó, sobre todo, escenas bíblicas de grandes
contrastes luminosos. La
lección de anatomía del profesor Tulp (1632), fue su primera obra maestra. Dos años más
tarde, en 1634, contrajo matrimonio con la joven prima de su marchante Van
Uylenburgh, Saskia de nombre, a quien retrató en numerosas ocasiones: Rembrandt bebiendo con Saskia, Saskia con sombrero, Saskia
como Flora, Saskia.
De esta
época data también su Artemisa,
reina de Pérgamo. En 1639 se instaló
en una casa contigua a la de Van Uylenburgh y que hoy se halla convertida en
museo (Rembrandthuis). Saskia fue la personificación de este período glorioso
de la vida del pintor durante el cual se multiplicaron los encargos. Hombre
apasionado, orgullosos de su mujer y de su arte, Rembrandt dio muestras de la
violencia y de la inestabilidad de su temperamento. Llevaba una vida fastuosa,
coleccionaba cuadros y frecuentaba el trato de humanistas, teósofos, hombres de
ciencia y rabinos; además leía con frecuencia la Biblia que le inspiró muchas
de sus telas: la serie de escenas de La
Pasión pintada pada Federico de Orange-Nassau, Sansón amenazando a su suegro, El
banquete nupcial de Sansón, etc.
Además de los ya citados retratos de Saskia, pintó otros muchos de su madre.
En 1641 nacía
Titus, su hijo; pero, por desgracia, al año siguiente moría Saskia. Si el dolor
de Rembrandt fue enorme, no por ello menguó su genio creador. Huyendo de
Amsterdam, deambuló por el campo, donde dibujó o grabó los cielos inmensos, los
horizontes sin límites; además dio fin a uno de sus cuadros más famosos: La ronda nocturna, en el que, con mano magistral, transforma en escena
épica un hecho trivial. Sin embargo, este cuadro ni fue bien acogido por la
milicia ciudadana, que lo había encargado, ni por el público en general, lo que
afectó a Rembrandt profundamente. De otra parte, la burguesía puritana de
Amsterdam le acusaba de haber tomado como amante al ama de cría de su hijo, una
joven viuda, llamada Geertje Dircks, a la que hacía posar, como antes hiciera
con Saskia, para sus cuadros:
La sagrada familia de la cuna de mimbre, Susana
y los viejos.
En 1649,
Hendrickje Stoffels pasó a ocupar el lugar de Geerte Dircks; esta vez el
escándalo fue total: cesaron los encargos y Rembrandt se enfrentó con la soledad
y la pobreza. Durante este período grabó al aguafuerte una de sus obras
maestras: Las tres cruces.
Al fin,
tres años más tarde, es decir en 1656, un encargo vino a sacarlo del
aislamiento en que la hipocresía de sus conciudadanos le había confinado: La lección
de anatomía del profesor Jean Deyman. Sin embargo, como las preocupaciones
materiales continuaran, se dedicó a pintar numerosos autorretratos (se conocen
más de sesenta), cada uno de los cuales señala una etapa de su existencia (a
veces dolorosa, a veces triunfal, pero siempre apasionada, hasta llegar al
extraordinario:Rembrandt
riendo (1663), soberbio desafío que un anciano a las puertas
de la muerte lanza contra su destino.
Su amor
por Hendrickje (quien en 1654 le dio una hija: Cornelia) atenuó un tanto las
dificultades entre las que el pintor se debatía. Hacia 1658 pintó David tocando el arpa para Saúl, El
combate de Jacob con el ángel, Tobías y el ángel, Moisés rompiendo las tablas
de la ley.
Acosado
por las deudas Rembrandt tuvo que vender sus bienes y abandonar su casa, yendo
a alojarse en los suburbios.
En 1660
Hendrickje y Titus abrieron una tienda de arte para ayudarle a vivir.
Envejecido antes de tiempo, conservó, no obstante, todo su genio y así lo
prueban La conjuración de Claudius Civilis, y Los
síndicos de los gremios de pañeros. Pero en 1663 murió Hendrickje, y luego, a los seis
meses de su boda, Titus.
Rembrandt
sobrevivió un año a tales desgracias; murió en 1669, tras haber pintado sus
últimas obras maestras: La
novia judía y El
regreso del hijo pródigo.
Su obra,
a la que el conflicto entre la sombra y la luz, nimbada ésta con resplandores
de oro, confiere una espiritualidad mágica, constituye una intensa búsqueda del
alma, de esa alma cuyo reflejo se lee en los rostros, en especial en el suyo
propio, al que interrogó con ansiedad, como no dejó de interrogar a dios a
través de la Biblia y del drama del calvario, donde el pintor se pintó a sí
mismo al pie de la cruz. Sus dibujos y sus grabados expresan también, con sus
vigorosos negros, esa apasionada búsqueda de las cosas y del interior de los
seres en el fondo de sus cuadros.
Diccionario
Universal del Arte
Argos-Vergara
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