lunes, 13 de agosto de 2012

Los ecos de la pintura europea - Wassily Kandinsky

Iglesia del Pueblo - 1908
Schwabing con la Iglesia de Sta. Ursula - 1908

Paisaje con torre - 1908

Interior (Mi comedor) - 1908

Oriental - 1909

Montaña - 1909

Riegsee. Iglesia del pueblo, 1908.
El color arbitrario de los fauves es una de las novedades más importantes que Kandinsky incorpora a su lenguaje a su vuelta de Francia en 1908. Al independizar el color del tono local del motivo, el artista da sus primeros pasos hacia la autonomía del cuadro, concebido como una gran sinfonía cromática.

Munich. Schwabing con la iglesia de Santa Ursula, 1908.
Otro ejemplo del efecto que surtió en Kandinsky el conocimiento de la experiencia fauve.

Paisaje con Torre, 1908.
La persistencia del acorde rojo y amarillo de la torre de ladrillo, los tejados y el campo del ángulo inferior izquierdo cobra un aire espectral en combinación con el ambiente nocturno de la escena.

Interior (mi comedor), 1909.
La influencia de Félix Valloton, que había expuesto en la X
exposición de Phalanx, en 1910, y de los nabis franceses se aprecia en este minucioso interior.

Oriental, 1909.
La viveza del color fauve empieza a desbordar el motivo y a independizarse de él. Los rojos y amarillos, de una vibración casi irritante, son contenidos a duras penas por el dibujo.

Montaña, 1909.
El contenido narrativo empieza a retroceder en favor de la pura combinación de color. Rojo, amarillo, verde y azul -los colores básicos del alfabeto cromático de Kandinsky- se pliegan en un impulso ascensional, obtenido al colocar en la parte superior los tonos más luminosos, aquellos que pesan menos


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