martes, 28 de agosto de 2012

OBJETOS DESPLAZADOS - René Magritte


La leyenda áurea, 1958
Un caso claro de metáfora visual: las barras de pan sustituyen literalmente a las nubes del cielo.


La sonrisa del diablo

El último grito
El último grito, 1967 / La sonrisa del diablo, 1966
La superposición de objetos relacionados entre sí pero vinculados de manera inusual, da lugar a un símil que sugiere, sin llegar a revelarlo, la inminencia de un secreto.


El castillo de los Pirineos, 1959
La tensión que resulta de la oposición del gran casco rocoso y el mar –sólido/líquido, estático/dinámico, pesado/ligero- problematiza ambos objetos, por utilizar la terminología propia de Magritte.



El hermoso mundo, 1960
Magritte utiliza una puesta en escena muy parecida a La Gioconda, de ese mismo año: tres cortinas sucesivas, una de las cuales actúa como espejo paradójico del cielo nublado, marcan los términos en profundidad de un paisaje cuyo contenido se confunde con el que se supone debería ser el marco que lo encuadra, es decir, las propias cortinas.



Las buenas relaciones, 1967
Tres elementos desplazados mantiene entre sí unas irónicas buenas relaciones para integrar un nuevo significado alegórico, de clara naturaleza poética: algo así como el rostro del universo súbitamente aparecido en el cielo del crepúsculo. La incongruencia aparente del globo se resuelve en otro plano de significado –el globo ocular-, glosando el principio magrittiano de que a veces una cosa puede ser sustituida por su nombre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario