Pintores surrealistas |
Salvador Dalí |
El surrealismo, corriente de vanguardia
El
surrealismo ha sido considerado un movimiento de modernidad y de vanguardia, si
bien esta última adscripción está siendo cuestionada recientemente debido a su
peculiar concepto del tiempo.
La
palabra «vanguardia» está tomada del lenguaje militar y se aplica a los que se
anticipan abriendo camino. Los vanguardistas también van por delante en el
terreno artístico, como es el caso del cubismo de Braque y Picasso, –en la
primera década del siglo XX–, del futurismo, del expresionismo, de la
abstracción y del movimiento dadá, antecedente de la corriente surrealista, que
en un principio es literaria e incorpora más tarde a las artes plásticas.
Los
pintores vanguardistas adoptan una actitud de ruptura con el arte tradicional,
ya que no quieren pintar imitando ni mirando el objeto desde un solo punto de
vista, por lo que multiplican los planos haciéndolos instantáneos y liquidan la
perspectiva lineal tradicional; no pintan la realidad que los rodea sino sus
realidades internas o el sentimiento que les produce lo que viven u observan.
Descomponen las formas de los objetos representados –en ocasiones, en cubos o
triángulos, como los cubistas–, usan los colores de una manera arbitraria.
Prescinden
del concepto de belleza tradicional en sus cuadros, introducen en ellos
elementos de la vida cotidiana como trozos de periódicos y revistas que pegaban
con cola, de ahí el nombre de colages. Se fijan en la sencillez y expresividad
del arte primitivo, africano o ibérico.
Como
lógica consecuencia del proceso de alejamiento de sus clases protectoras en el
pasado, «clases aristocráticas, alto clero, burguesía», muchos artistas, en la
búsqueda de su independencia, conocen la pobreza y se solidarizan con las clases
oprimidas, con lo que derivan hacia posiciones revolucionarias militando en
partidos de izquierda.
Reniegan
de la sociedad en la que viven, especialmente después de la Primera Guerra Mundial,
intentando transformarla mediante el arte. Los dadaístas llegaron más lejos y
de una manera radical negaron todo valor a la cultura y al arte utilizando el
arma de la provocación para escandalizar a la burguesía, en especial a los
banqueros y militares, a los que responsabilizaron de la guerra.
La pintura
surrealista
La
pintura surrealista aparece por primera vez en público en una exposición de
1925 en la galería Pierre, en París, y desdeña el arte producido por el
pensamiento consciente y por la planificación racional de la obra. El artista
no planea su creación, sino que la deja surgir llevado por lo irracional y por
unos estados anímicos que liberan lo más profundo de sí mismo. El pintor
surrealista se deja conducir por los sueños, las alucinaciones, el azar y el
erotismo, que son un método de conocimiento donde el ser humano se percibe, y
capta la realidad de otra manera. Breton, en su libro de 1928 sobre El Surrealismo y la pintura, se declara
freudiano con convicción al afirmar que «(...)
el inconsciente es la dimensión de la existencia estética y que (...) el arte
no es representación sino comunicación vital del individuo». Los pintores
surrealistas no intentan explorar la naturaleza en sus cuadros, sino su mundo
interior, la expresión de otra realidad, la de lo más recóndito de sí mismos.
Persiguen
esa nueva realidad basándose en la síntesis de los contrarios o punto de
encuentro entre lo posible y lo imposible, el bien y el mal, lo racional y lo
irracional, la vigilia y el sueño, que son, para ellos, manifestaciones de la
totalidad del dualismo humano.
Propugnan
métodos pictóricos como el automatismo plástico conseguido a través de gestos
inmediatos, por ejemplo el frottagge o la decalcomanía. El método practicado
por Dalí es el de expresar los sueños y las alucinaciones pero a través de las
«imágenes dobles» o «múltiples» que implican un mayor control de la
inteligencia.
Las
imágenes pintadas por los surrealistas son insólitas, sórdidas, absurdas,
cómicas, trágicas, eróticas con una prevalencia clara de la simbología sexual,
de formas libres, incongruentes y enigmáticas que sorprenden y escandalizan.
El
ropaje o forma es figurativo, aunque no siempre. Usan otros procedimientos no
exclusivamente pictóricos como la fotografía y el colaje.
Todo
esto aportará, según los surrealistas, una nueva fuerza al arte, que además
debe desprenderse de su preocupación por la belleza y la moral. El surrealismo
se desvanece tras la Segunda Guerra Mundial.
Pintores
surrealistas sobresalientes son Miró,
Ernst, Dalí, Magritte, Masson, Tanguy, Devaux. A la segunda generación del
surrealismo pertenecen Óscar Domínguez,
Brauner, Matta, Esteban Francés. En algún momento, vinculados al
movimiento, estuvieron Duchamp, Arp,
Picasso, Chagall y Klee.
En
su libro Posición política del surrealismo, Breton teoriza sobre las
soluciones a la crisis del hombre y la sociedad asumiendo las siguientes
proclamas:
Transformar
el mundo, dijo Marx
Cambiar
la vida, dijo Rimbaud
Es
necesario soñar, dijo Lenin
Es
necesario actuar, dijo Goethe.
René Magritte |
Joan Miró |
Max Ernst |
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