Identificación con el hermano muerto
En el curso
de las mismas charlas con el crítico francés, surge otra obsesión: la identificación,
la fijación con la imagen del hermano muerto antes de nacer él y que también
se llamaba Salvador:
"La
cuestión fue resuelta el día 5 de junio de 1950, el día en que nuestro común
amigo, el doctor Pierre Roumeguére, me leyó su tesis sobre el mito dioscúrico
de Dalí. Entonces experimenté con mi incomparable estremecimiento la verdad
absoluta por primera vez: una tesis de psicoanálisis me ha revelado el drama
que se descubre en la base misma de mi estructura trágica. Se trata de la
presencia ineluctable, en el fondo de mí mismo, de mi hermano muerto, que mis
padres habían adorado con cariño tan superlativo, que en el momento de mi nacimiento,
me pusieron el mismo nombre, Salvador. El choque fue violento, como el de una
revelación. Eso explica también los terrores que me acometían cada vez que yo
penetraba en la habitación de mis padres y contemplaba la fotografía de mi hermano
muerto: un niño muy bello, todo cubierto de encajes y cuya imagen había sido
retocada hasta tal punto que por contraste, durante toda la noche, yo me
representaba este hermano mío ideal en un estado de putrefacción completa. No
sólo me dormía con la idea de mi propia muerte, al par que aceptaba que me
hablaba en el interior del ataúd por fin en estado de reposo. Gracias a la
tesis del doctor Pierre Roumeguére pude comprobar que un mito arquetípico como
el de Castor y Pólux tenía, para mí, un sentido de realidad visceral. La
experiencia por las entrañas ha confirmado la estructura mental de mi
ser."
Retrato de mi hermano muerto |
Una réplica de Freud
Nunca
se supo bien qué ocurrió cuando se entrevistó con Freud. Pero en un reportaje
reciente dice algo que indicaría que la visita fue para Dalí acaso el contraste
más grave que le ocurrió en el campo de la teoría: "Un día (Freud) pretendió,
ante mí, que los surrealistas no le interesaban. Y como me asombré, sabiendo de
qué manera se fundamentaban en él, me dijo: “refiero los cuadros en los que
no hallo ninguna huella aparente de surrealismo. A esos sí, los estudio. Allí
encuentro tesoros del pensamiento subconsciente”.
Sigmund Freud |
Lorenzo
Varela – Centro Editor América Latina
No hay comentarios:
Publicar un comentario