lunes, 27 de agosto de 2012

LA AUSENCIA Y LA PRESENCIA - René Magritte




El campo III, 1927
Este cuadro, en el que unos extraños árboles desaparecen en un lento incendio, muestra todavía  la huella de los primeros collages de Max Ernst.


La gran familia, 1947
“Pájaro en pleno cielo, atravesado de cielos”, escribió expresivamente el poeta Henri Michaux a propósito de este cuadro, uno de los mejores ejemplos de la relatividad de las fronteras entre lo presente y lo ausente.



La escalera de fuego, 1939
Magritte recrea en esta imagen la sensación inaugural del descubrimiento del fuego, cargado de connotaciones míticas. El cuadro, dice Magritte, “me otorgó el privilegio de experimentar el mismo sentimiento que tuvieron los primeros hombres que hicieron nacer la llama por el choque de dos trozos de piedra”. Para evocar poéticamente esa sensación, el pintor nos presenta en llamas dos objetos incombustibles junto al pedazo de papel



Justicia cumplida, 1958
El personaje vestido de tribuno clásico es Harry Torezyner, abogado y amigo de Magritte y posteriormente estudioso y coleccionista de su obra. El globo sobre su cabeza alude, al parecer, a la condición viajera del retratado.


La firma en blanco, 1965
El procedimiento es una variante del de los cuadros frente a la ventana. El fragmento de follaje entre dos troncos de árbol se superpone inopinadamente a la amazona y el caballo, cuya grupa y pata izquierda entran también en conflicto espacial con los árboles con que se cruza.


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