En
esta página analizaremos detenidamente como René Magritte trata en tres de sus
obras el espacio compositivo. Siempre fiel a su peculiar visión del arte, Magritte
juega con el espacio a su antojo, creando obras sublimes.
La
voz de los vientos
es una composición cerrada dentro de un espacio compositivo abierto.
Se
trata de un espacio compositivo bueno, porque los límites del paisaje no
terminan donde lo hacen los bordes del cuadro. Sin embargo, se trata de una
composición cerrada porque los cascabeles tienen una disposición en el plano
concreta y bien estudiada, de manera que si modificásemos los ejes
estructurales de la composición, los cascabeles ya no estarían justo en el
centro y el cuadro no causarían el mismo impacto.
En
esta obra, el paisaje constituye un fondo neutro en el cual los cascabeles
destacan, ya que son los protagonistas de esta obra. Además el fondo no tiene
carácter comunicativo, tan sólo es un mero soporte que pone de manifiesto una
situación imposible: unos cascabeles flotando en el aire.
El
formato empleado se conoce con el nombre de formato vertical o retrato.
El
formato vertical nos invita a realizar un recorrido ascendente por la
composición. Cuando contemplamos el
cuadro por primera vez, esta lectura nos ayuda a darnos cuenta de que hay unos
cascabeles gigantes flotando en medio del cielo.
Este
tipo de formato se conoce con el nombre de retrato porque es perfecto para
aislar o encuadrar a la persona ú objeto, en este caso, en el cual queremos
focalizar la atención del observador y así, transmitir la sensación de
particularidad.
Este
formato y tratamiento del espacio son bastante comunes en las obras de
Magritte. De esta forma, consigue descolocar al observador y hacerlo
reflexionar sobre lo que él considera realidad.
El
falso espejo se
trata de una composición cerrada por dos razones. En primer lugar, porque todo
lo importante está dentro del cuadro. Es decir, está claro que ese ojo se encuentra
acompañado por otro ojo, una nariz, una boca… pero en esta composición esos
elementos no son relevantes y lejos de aportar algo, lo único que harían es
restarle intensidad al ojo, el cual, por voluntad del autor, es la esencia de
la composición.
En
segundo lugar, el iris y la pupila se encuentran justo en el centro de la obra,
de manera que si modificásemos los ejes estructurales de este cuadro, perdería
fuerza y en parte, sentido, porque como dije antes el ojo es el protagonista
absoluto de la composición.
El
iris del ojo contiene un reflejo de lo que se ve. Así el ojo deja de ser un
reflejo del alma, para serlo del mundo exterior. El cielo nublado que en él se
refleja, constituye un espacio abierto, incluso podría decirse ilimitado, pues
fácilmente nos podemos imaginar un cielo de nubes sin fin.
Por
todo esto se trata de una composición cerrada dentro de un espacio comunicativo
abierto. Este es un tipo de comunicación bastante común en la pintura, pero en
este cuadro es tratado de una forma innovadora por Magritte.
Una
de las características de esta composición es la importancia de encuadrar
solamente el ojo y, como los ojos son apaisados, este es el tipo de formato que
Magritte emplea para realizar El espejo
falso. El formato apaisado otorga a l cuadro una gran estabilidad y además
facilita un análisis lateral y en profundidad de lo que estamos viendo. Esta
sensación de estabilidad, de realidad es muy importante en esta obra porque
entre la oposición de realidad e irrealidad es donde surge la tensión del
cuadro.
La
tierra de Miracles,
al igual que el espejo falso, se trata de una composición abierta dentro de un
espacio compositivo cerrado.
Sucede
algo parecido a la obra anterior. En primer lugar, se trata de una composición
cerrada porque hay ciertos elementos, como es el caso de la maceta o de la
luna, que se encuentran situadas justo en el centro de la obra.
Por
otro lado, no parece haber nada que nos interese fuera de los bordes de la
composición, todo lo relevante está dentro.
En
cambio, el paisaje que se ve en el centro constituye un espacio compositivo
abierto, cuyos límites no se encuentran en el cuadro, sino más allá de lo que
la composición nos permite abarcar con la mirada. La obra se apoya en la idea
de que ese paisaje se extiende más allá de lo que el seto que lo rodea nos deja
ver.
El
formato empleado en este caso es el vertical, lo que nos permite hacer una
lectura de arriba abajo de la composición. Esto nos permite apreciar mejor cada
uno de los elementos que conforman la obra y al mismo tiempo refuerza la
sensación de encuadre, de que se trata de un espacio compositivo cerrado.
Lo
más impactante de este cuadro es que no se sabe cuál es el fondo y cuál es la
forma, pues ambos poseen elementos compositivos con una gran fuerza, ambos tienen
carácter comunicativo y ambos emplean tonos muy semejantes. Esto otorga ritmo a
la composición pues nuestra mirada no deja de saltar del paisaje a los bordes y
delos bordes al paisaje, y que no podemos dejar de buscar el sentido del cuadro,
aunque seamos conscientes que su magia reside en esta característica. El
formato vertical también contribuye a este dinamismo.
En conclusión, Magritte
es un artista realmente peculiar que ha logrado cautivar a muchas personas con
sus misteriosos cuadros y sus extrañas relaciones.
La voz de los vientos, 1928 |
El falso espejo, 1935 |
La tierra de Miracles, 1964 |
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