domingo, 12 de agosto de 2012

La disolución de lo figurativo - Wassily Kandinsky

Paseo en barca - 1910
Improvisación XIX - 1911

Fiesta de Todos los Santos I - 1911

Otoño II - 1912

Paseo en barca, 1910.
El tema de la barca y los remeros se repite con frecuencia en estos años en los que Kandinsky ronda persistentemente el salto a la abstracción absoluta como trasunto de ese viaje a la tierra desconocida de la nueva pintura. Los remeros se adentran en aguas ignotas en un viaje iniciático hacia la "mirada interior" que el artista no dejará nunca de perseguir. Las sombras en primer plano y la luz crepuscular al fondo tienen también una dimensión simbólica en este cuadro, casi un emblema de la propuesta artística de Kandinsky en esta época.

Improvisación XIX, 1911.
La desconexión entre las esquemáticas figuras humanas, transcritas mediante someros trazos negros, y el fondo del cuadro -una variación suavemente modulada de todas las tonalidades del azul y un cálido borde rojo acompañado con toques amarillos y verdes-, permite hablar de dos estructuras independientes, casi sin conexión entre sí. La naturaleza armónica y musical del acorde de color sería igualmente inteligible si no existiera el apunte figurativo. La débil presencia de lo representativo es apenas un ancla para el espectador, una manera de subrayar la tensión establecida en los bordes del cuadro.

Fiesta de Todos los Santos I, 1911.
En ese mismo año Kandinsky hace una versión figurativa del mismo cuadro, que aquí sólo refleja su estructura cromática. Los planos de color se inter penetran en un magma de tensiones direccionales sin jerarquización ninguna.

Otoño II, 1912.
La tenue diagonal que atraviesa el cuadro por su parte inferior produce una imagen especular, como si el diluido paisaje de suaves tonos otoñales se reflejara en las aguas quietas de un lago. El otoño es así la clave luminosa del cuadro, la referencia que, como en la música, toma la escala cromática del mismo.


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