Composición X - 1939
Curva
dominante, 1936.
La escalera simbólica integra las
formas regulares y orgánicas. Kandinsky interioriza el rigorismo compositivo de
la Bauhaus e
infringe sus normas con la conciencia de dominar ya el nuevo lenguaje de la
abstracción.
Medio
acompañado, 1937.
El
romanticismo del círculo se despliega en una miríada de formas curvilíneas,
como una partitura sobre el pentagrama elegante y luminoso del fondo dorado,
que recuerda los iconos rusos.
La línea blanca,
1936.
Como
si pasara revista a todas las etapas de su carrera
artística, Kandinsky recupera aquí la curva
de látigo característica del modernismo, tan presente, por ejemplo, en la obra
decorativa de August Endell que conoció en sus primeros años muniqueses. La
línea blanca genera una contrafigura en plano que evoca el perfil y la textura
visual de los microorganismos.
Unanimidad, 1939.
Uno
de los rasgos característicos de la última etapa de Kandinsky es el
aclaramiento de su paleta, que se vuelve totalmente luminosa, y el empleo de
tonos mezclados, abandonando la fidelidad a los colores básicos mantenida tanto
en Munich como en la Bauhaus.
Composición
X, 1939.
Para Kandinsky, la abstracción suponía, ante
todo, la definición de un universo artístico autónomo, independiente de la
naturaleza, pero tan real y concreto como ella. Las formas coloreadas flotando
sobre un fondo negro homogéneo sugieren esa idea de cosmos alternativo y
visionario.
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